Número 7 4ªA
Allí soñaba cada día escapar por la ventana y andar de teja en teja por los tejados que se veían desde mi casa.Naves ardiendo más allá de Orión. Ismael Serrano.
Entonces la ventana se abrió de par en par, como antiguamente, y Peter Pan entró por ella.[ ]
Peter Pan, James M.Barrie
Las ventanas son billetes de ida y vuelta que nos comunican con el mundo. Detrás de ellas suele haber mucho más de lo que se ve, o tal vez mucho menos. Hay miles de historias que no existen hasta que nosotros a partir de sus personajes las inventamos. Esta no es más que una de ellas.
Una luz que se enciende, una luz que se apaga, una persiana que se baja, persianas medio subidas y persianas medio bajadas, persianas bajadas hasta no poder más como encadenadas al alfeizar de la ventana, como si no viviera nadie dentro; luces que se encienden como los relámpagos o como realizando un código Morse ininteligible, interiores más amarillos o más blancos, luces de lamparillas de mesa, de lámparas de techo, de flexos de estudiantes agotados sobre un libro, luces de televisores encendidos en el comedor donde Ana no dice nada, donde sólo mueve la plancha para arriba y para bajo mientras mira el telediario
Jon se acerca a su lamparilla que está sobre la cómoda y al pasar por delante de la bombilla me muestra su silueta. Eso viene a demostrar que detrás de las luces hay sombras, hay siluetas que se mueven, hay jóvenes agobiados frente al libro, amas de casa planchando mientras despiden las noticias en un telediario que ya casi se ha quedado obsoleto y pensando en lo rápido que gira el mundo
Luces tan tenues como una vela, cegadas por las cortina, y detrás, alguien dibuja a mano alzada el plano de un edificio que nunca se construirá, y que cansado de trazar las líneas una y otra vez, y que esas líneas se tuerzan una y otra vez, prefiere abandonar la escuadra y el cartabón y dejarlo todo a la suerte. Debería optar por irse ya a la cama y Ana debería decirle a su marido que por un día, doble él la ropa.
Hay una luz que se enciende y se apaga como si fuera un faro, y yo me pregunto que pasará en ese piso en el número cuatro, en el bajo. Porque no os lo había dicho así son las cosas desde el cuarto piso del edificio siete.
3 comentarios
Joanna -
Hoy cuandoo me asomé a la ventana, me sorprendió el olor que deja la lluvia después de regalarnos su presencia. Y es q es cierto q cuando llueve, queda una sensación diferente en las calles...pero es agradable ver como el sol vuelve a entrar por mi ventana después de q las nubes se cansen de "llorar".
Hoy, a través del cristal veo pasar a un chico con mucha prisa, a 2 niños con uniforme q vienen del colegio (seguro), a un señor q lleva un paraguas cuando el sol da de pleno, un coche q dejó las luces encendidas, una señora con bolsas de la compra...en fin.. la vida en Marín es bastante monótona... :)
andrea -
sarai -